¿Has oído hablar del jabón Beldi? ¿Y del jabón negro? ¿Y del savon noir?
Si es la primera vez que escuchas estos nombres, has de saber que los tres son una misma cosa: un jabón originario de Marruecos que, desde tiempos inmemoriales, forma parte de los rituales de belleza del Hammam.
Es uno de mis jabones favoritos y , si te animas a probarlo, te aseguro que ocupará un lugar de honor en tu cuarto de baño porque aún no conozco a nadie que haya sido capaz de resistirse a sus múltiples encantos.
Pero ¿ qué es lo que hará que este jabón te parezca algo tan especial?
Lo primero que te llamará la atención serán su color y su textura, bastante diferentes a los de cualquier otro jabón que suelas utilizar.
Las aceitunas negras, el ingrediente estrella de este jabón, le confieren, además de sus singulares propiedades, un peculiar color que recuerda al delicioso y exótico ámbar.
Su textura no es ni líquida ni sólida; se trata más bien de una pasta que puede extenderse fácilmente sobre la piel y que, al contacto con ella, se funde como si fuera mantequilla. Esta textura es consecuencia de que la saponificación de los aceites se hace con hidróxido de potasio en lugar de con hidróxido de sodio.
También te sorprenderá advertir que el jabón negro no suele hacer espuma. Y digo «suele» porque existen nuevas versiones de la fórmula tradicional que modifican – casi siempre para mejor- algunas de las características de este jabón.
Pero no nos adelantemos.
Te decía que el jabón Beldi no hace espuma aunque esto no afecta, en absoluto, a su capacidad para limpiar la piel en profundidad. Además, debido al alto contenido en vitamina E de sus otros dos ingredientes, el aceite de oliva y el aceite de argán , la dejará agradablemente nutrida e hidratada.
Seguramente, otra cosa que te resultará curiosa del jabón negro marroquí es que viene con «manual de instrucciones«. Es decir, que solo podrás aprovechar todo su potencial si lo aplicas de la manera adecuada.
¿Cómo hay que aplicar y utilizar el jabón negro?
Realmente, lo que diferencia a este jabón de otros es que prepara tu piel para que, después de aplicarlo, con la ayuda de un guante Kessa, una esponja lufa o un sencillo guante de crin, puedas llevar a cabo una exfoliación profunda que eliminará, completamente, las células muertas de tu piel.
Por tanto, lo primero que debes hacer es procurar que se abran los poros. Una ducha o un baño caliente te ayudarán.
Una vez que el poro esté abierto, extiende el jabón con la mano, masajeando como si te aplicaras una mascarilla, y déjalo actuar durante 5 o 10 minutos. Después, al tiempo que te aclaras, ve pasando el guante de crin con movimientos enérgicos, poniendo especial énfasis en la zona de los codos y las rodillas. Te sorprenderá ver lo increíblemente lisa y suave que quedará tu piel.
Mi propia versión del Savon noir
La fórmula tradicional del jabón negro es estupenda: aceite de oliva, aceitunas negras , aceite de argán, agua e hidróxido de potasio. Pero no lleva ningún tipo de fragancia por lo que huele a lo que es : aceite con aceitunas.
Pero una de mis maestras, Maribel, me enseñó que, con solo añadir unos pocos aceites esenciales, podemos convertir este jabón beneficioso para la piel en algo absolutamente sublime para los sentidos. Además, cada uno de los aceites esenciales que incorporemos añadirá nuevas propiedades y beneficios a nuestro jabón.
Los aceites esenciales que suelo utilizar son : sándalo, neroli, canela y clavo. También suelo sustituir parte del agua por agua de rosas o agua de azahar.
El resultado es un delicioso perfume que evoca los cálidos y sensuales aromas del lejano oriente.
También suelo adicionar un poco de aceite de coco a la fórmula. Con esto consigo que mi jabón negro haga algo de espuma y así puedo utilizarlo también como un gel de ducha convencional, pues no siempre dispongo del tiempo suficiente para practicar el ritual completo.
¿ Entiendes ahora por qué no conozco a nadie que haya sido capaz de resistirse a los encantos de este jabón?